Jonas Vingegaard y la historia del lugarteniente
El danés de venticuatro años del Jumbo-Visma supera a su jefe de filas, Primož Roglič, en la clasificación del Tour y que esté ahí no es por casualidad
En un deporte como el ciclismo en el que siempre se destaca que se trata de una competición individual que se corre en equipo, la dificultad para adapatarse a los roles han sido en muchas ocasiones una fuente de tensiones y de historias más propias de novelas con elementos de traición. Desde el drama de Alberto Contador y Lance Armstrong en el Tour de 2009, a la icónica foto de Bernard Hinault y Greg LeMond cruzando de la mano la meta del Alpe d’Huez en 1986, la figura del lugarteniente ha dado espacio a conflictos de jerarquía peor o mejor llevados.
Antes de la llegada de la alta montaña, en la octava posición de la clasificación general del Tour de Francia se encuentra un ciclista con apenas 60 kg de peso que, a pesar de su físico de escalador, fue tercero en la etapa contrarreloj, solamente 8 segundos más lento que especialistas en la disciplina como el campeón europeo Stefan Küng y quedando por delante de subcampeones mundiales (sus compañeros de equipo Wout Van Aert y Primož Roglič) o europeos (Kasper Asgreen).
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El danes celebra su victoria en la general de la Settimana Coppi&Bartali (imagen: Team Jumbo-Visma/Cor Vos)
Al Tour sustituyendo a Tom Dumoulin
Jonas Vingegaard (Hillservel, Dinamarca, 1996) tiene veinticuatro años y debuta en el Tour de Francia ocupando el hueco que se quedó en el equipo Jumbo-Visma tras el parón competitivo de Tom Dumoulin. Así lo afirmó el conjunto neerlandés en abril, cuando Vingegaard ya se estaba asentando como uno de los corredores de la temporada: ganador de la etapa reina del UAE Tour por delante del mismísimo Tadej Pogačar, ganador de la general de la Settimana Coppi&Bartali y segundo en la general de la Itzulia, logrando el doblete junto a su ahora jefe de filas, el doble ganador de la Vuelta Primož Roglič.
El danés, declarado fan de los hermanos Schleck y Alberto Contador —"seguramente porque corrían en el equipo de Bjarne Riis"—, fichó por Jumbo-Visma en 2019 tras un año muy regular en el calendario sub-23 internacional con el equipo continental danés Coloquick, Su progresión ha sido meteórica: ganador de una etapa de montaña del Tour de Polonia por delante de Pavel Sivakov en su primer año, en 2020 impresionó en la Vuelta a España. En la carrera donde en su día se descubrió Chris Froome como lugarteniente de Bradley Wiggins, Vingegaard fue una pieza clave en la victoria de Roglič, especialmente con una presentación en sociedad espectacular en la subida a l’Angliru, dejando el grupo de favoritos en solamente 8 unidades justo antes del ataque de Enric Mas a 3,5km de meta.
Imagen: Team Jumbo-Visma/Cor Vos
El relevo llega en el momento menos esperado
"Jonas puede ser un aspirante a grandes vueltas. El año pasado demostró que puede tener un papel determinante en la alta montaña y también hace buenas cronos, pero necesita tiempo para su desarrollo", decía el director deportivo del equipo Jumbo-Visma Grischa Niermann en la nota de prensa que presentaba su asistencia en el presente Tour.
El mismo Vingegaard se define como un escalador punchy, con cierto parecido a un Roglič del que tiene "mucho que aprender". Además, parece que su aprendizaje es rápido respecto a ese Tour de Polonia 2019 en el que cogió el liderato como neoprofesional pero "no estaba preparado para la presión, tanto desde el equipo como todo el entorno y la prensa".
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La mención anterior al caso de Bradley Wiggins y Chris Froome no es baladí, puesto que la historia del Tour de Francia en la última década ha sido la de dar paso al liderato al lugarteniente de un anterior ganador repetida en distintas ocasiones. Si Froome tomó el relevo de Wiggins justo el año siguiente, Geraint Thomas hizo lo propio en 2018 y Egan Bernal, tras ser el mejor ayudante de Thomas en el año de su debut, logró la victoria final el año siguiente. Vingegaard supera ahora a Roglič en la general a causa de una caída del esloveno y los papeles de cada uno parecen claros, pero no hay que olvidar que el relevo del lugarteniente siempre acaba llegando en el momento menos esperado.
