Mathieu van der Poel domina la vorágine del pavé: Paris-Roubaix 2023 en imágenes

El ciclista neerlandés conquista su primera París-Roubaix en una edición marcada por la velocidad, fue la más rápida de la historia, sus ataques impetuosos y las averías caprichosas. Aquí os ofrecemos una crónica visual de una emocionante 120ª edición del Infierno del Norte.

La París-Roubaix es una cuestión de supervivencia. La incertidumbre de las caídas, los pinchazos, la aparición de un infortunio inesperado, un ataque insospechado, el traqueteo del pavé…  Estos factores son determinantes y mantienen la tensión de manera constante. En cualquier momento, una situación controlada puede saltar por los aires y cambiar completamente el guión establecido. Y todos esos elementos han vuelto a formar parte de la narrativa de una París-Roubaix 2023 que ha contado con varios relatos dentro de la misma película, en la que Mathieu van der Poel se ha convertido en el protagonista principal al lograr su primera victoria en el Infierno del Norte.

El ciclista del Alpecin-Deceuninck llegó en solitario al velódromo de Roubaix tras marcharse por delante en los últimos metros de Carrefour de l’Arbre, a 17 kilómetros de la meta. Lo había intentado en hasta tres ocasiones previas, especialmente en Mons-en-Pévèle, pero allí, soldado a su rueda estaba Wout van Aert. La templanza del belga contra el ímpetu del neerlandés, que se estaba mostrando como el más fuerte a pesar del poco desgaste del corredor del Jumbo-Visma. 

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Sin embargo, en l’Arbre fue distinto. Cuando Van der Poel abrió gas, un pinchazo apeó a Van Aert de estar a su altura en el momento clave. El belga se detuvo justo a la salida del tramo y eso dio alas al de Alpecin para encaminarse hacia su cuarto Monumento, el segundo este 2023 tras su victoria en la Milán-Sanremo. Las averías técnicas son siempre caprichosas en la París-Roubaix. “Ha sido muy mala suerte para Wout. No solo necesitas buenas piernas sino ese punto de buena suerte, y hoy he tenido las dos. Sin ese pinchazo seguro que la carrera hubiera sido distinta”, comentaba Van der Poel.

De hecho, la secuencia en ese último tramo cinco estrellas del recorrido fue una película en sí misma, donde explotó todo. Dos kilómetros sobre un pavé abierto, exigente y marcado por los giros de 90º en el inicio que volvió a ser decisivo. La figura de Jasper Philipsen cobró importancia con el paso de los kilómetros, pasando a ser la gran baza estratégica del Alpecin-Deceuninck. Aun así, aunque culminó el doblete del equipo al imponerse al esprint a Van Aert en la lucha por el podio, estuvo a punto de arruinar la carrera de su compañero por partida doble. 

En una de ellas, el gran perjudicado fue John Degenkolb, que se fue al suelo después de un toque fortuito con Van der Poel tras un movimiento inesperado de Philipsen en la cabeza del grupo. El alemán, ganador en Roubaix en 2015, no era el máximo favorito, pero se había ganado a pulso disputar la victoria tras haber conseguido llegar hasta ahí con los mejores. Uno de esos giros dramáticos y desafortunados. Ese incidente coincidió con el que parecía el ataque definitivo de Van Aert, pero un Van der Poel excelso recuperó la distancia y apretó hasta que, como consecuencia del pinchazo o no, el belga cedió.

Sin duda, no fue el día del Jumbo-Visma. A pesar de ser uno de los equipos que más había movido la carrera atacando a más de 100 kilómetros del final, antes de la llegada del bosque de Arenberg, sufrió múltiples averías y caídas en momentos cruciales. Dylan van Baarle, que marchaba en el grupo perseguidor tras el movimiento de sus compañeros, se fue al suelo en ‘la trinchera’ y Christophe Laporte pinchó justo a la salida de Arenberg. Estas circunstancias mermaron las opciones estratégicas del equipo.

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Tácticas que, en cierta manera, Mathieu van der Poel aparenta no concebir en su manera de entender el ciclismo. Fue generoso en el esfuerzo después de que la superioridad y el liderazgo del grupo recayera en el Alpecin-Deceuninck y valiente proponiendo ataques sólidos. El neerlandés echa el cierre así a la campaña de clásicas de 2023 con un sobresaliente, consiguiendo la victoria en Milán-Sanremo, un segundo puesto en el Tour de Flandes e imponiéndose en la París-Roubaix más rápida de la historia.

Galería de fotos, por James Startt

Peter Sagan, ganador en 2018, se prepara para su última París-Roubaix. Desafortunadamente para el eslovaco, se vería obligado a abandonar la carrera tras sufrir una caída en un primer sector de adoquines.

Jesper Philipsen antes de la carrera. El velocista belga se convirtió en una de las grandes estrellas del día, terminando segundo por detrás de su compañero de equipo Mathieu van der Poel.

El pelotón toma la curva del primer sector de adoquines a las afueras de Troisvilles.

Tan pronto como la carrera llegó al pavé, se pudo ver a Mathieu van der Poel en cabeza.

Les geants du nord forman parte del paisaje tan característico de la París-Roubaix.

Van Aert tira de Van der Poel y Degenkolb a través del mítico bosque de Arenberg.

La París-Roubaix nunca se gana en el bosque de Arenberg, pero a menudo se pierde. Este ciclista del Bingoal ha sido una de las víctimas.

El Campeón del Mundo de 2019, Mads Pedersen, aventaja a van der Poel en el sector de adoquines de Warlaing a Brillon.

Van der Poel se lanza en el Carrefour de l'Arbre.

El plusmarquista mundial de la hora, Filippo Ganna, encabeza la persecución de Van der Poel en el Carrefour de l'Arbre.

Los aficionados que abarrotaban las carreteras serían los únicos que quedarían en carrera para ver a Van der Poel, ya que todos sus rivales luchaban por detrás.

Dentro del histórico velódromo de Roubaix, Van der Poel saborea la victoria junto a su compañero de equipo Jesper Philipsen, que, junto a Van Aert, se encuentra una vuelta por detrás.

Tras la carrera, el belga Yves Lampaert reflexiona sobre la desastrosa actuación de su equipo Soudal - Quickstep. El equipo que dominó las clásicas adoquinadas durante más de veinte años ha sido una sombra de sí mismo este año.

Philipsen, Van der Poel y Van Aert hacen los honores del podio.

En las duchas de Roubaix, John Degenkolb deja atrás otra Roubaix, especialmente frustrante para él. El veterano corredor alemán estaba haciendo una gran carrera hasta la caída en el Carrefour de l'Arbre.

Mathieu van der Poel reflexiona sobre su última obra maestra durante la rueda de prensa posterior a la carrera. Y después de convertirse en el cuarto corredor de la historia que ha ganado la Milán-San Remo y la París-Roubaix en el mismo año, puede estar más que satisfecho con su campaña de clásicas.

 

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